23 de agosto del 2014, por fin ha llegado el esperado día para esta pareja.
Las horas pasan volando…y se acerca el momento de que les visite en sus respectivas casas, David está un poco tenso, pero posa con gracia, familiares y amigos se acercan a casa de sus padres, para comenzar el fantástico día que están a punto de vivir.
También en casa de sus padres, como manda la tradición, Vero presumía de estar muy tranquila, mucho más de lo que esperaba, hasta que me vio entrar mí, y pensó esto empieza ya… pero poco a poco, foto a foto, volvió esa alegría y entusiasmo que había derrochado durante todo el día, porque este era un día para disfrutar, y así debía ser.
¿Y qué es una boda sin contratiempos? Tras superar esos obstáculos que la vida pone en el camino, coches escoltados hasta la iglesia, amigos corriendo por el pueblo porque el autobús esperaba en un sitio diferente mientras la novia les espera en la puerta de la iglesia, el arroz que no aparece…todo se convierte en meras anécdotas cuando los novios se dan el sí quiero, y se besan por primera vez como marido y mujer, nada más importa, en ese momento todo es estupendo, rodeados de familia y amigos y mirándose el uno al otro.
Al finalizar la emotiva ceremonia, celebrada en el Monasterio de Santa Maria del Puig, en la que hubo de todo un poco, los novios salieron del Monasterio convertidos ya, en marido y mujer, y tras unas cuantos clicks, nos reunimos en el coctel celebrado en los Jardines de La Hacienda, junto con el resto de invitados, que ninguno nos queríamos perder, ya que venía con sorpresa… un grupo nativo de danza africana.
Y así poco a poco, sorpresa tras sorpresa, entre lágrimas, risas y alboroto la noche pasó volando y en una nube de amor, y para todos fue un gran día, para recordar.
Muchísimas gracias, por darnos la oportunidad de poder participar e inmortalizar este gran día.
Un fuerte abrazo Verónica y David.
Christian & Christian
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